¿Por qué avanza tan despacio el hidrógeno en España? 10 medidas para acelerarlo

La preocupación internacional que existe por la concienciación mundial que hay con respecto al cambio climático, ha hecho que se desarrolle aún más el interés por descubrir nuevas formas de energía.

España, al juntar las características esenciales que harían a un territorio ser perfectamente válido como productor de modos alternativos de energía, es uno de los países que se encuentra en la diana de los inversores internacionales para desarrollar estas energías. Una de ellas es la energía de hidrógeno, en la cual confían que España ponga toda su voluntad para poder implementarla cuanto antes en la vida de las personas.

Con España metida en plena transformación (lenta) de la red de suministro de combustibles, aumentando cada vez más los puntos de recarga para eléctricos (a pesar de que aún estemos bastante por detrás del resto de Europa), surge una gran duda en torno a otro vector energético sobre el que se tienen puestas muchas esperanzas: el hidrógeno. Y es que, pese a que se ve como una alternativa clave en el desarrollo de la movilidad del futuro, no parece que avancemos al ritmo que deberíamos; y, de hecho, España solo cuenta con seis hidrogeneras en su territorio, de las cuales ninguna es de acceso público. Con esto en mente, cuesta imaginar cómo alguien va a apostar por comprar un modelo propulsado por hidrógeno, si encontrar cómo recargarlo va a ser una tarea titánica. Y, al mismo tiempo, si nadie matricula coches de hidrógeno (solo hay 15 en España), ¿cómo va nadie a afrontar la inversión necesaria para instalar una hidrogenera?

Los vehículos alimentados con hidrógeno renovable se perfilan como elementos clave para contribuir a la descarbonización en ramas de la movilidad en las que, de acuerdo con el estado actual de la técnica, resultaría muy dificil con otras tecnologías como los vehículos eléctricos de batería. Así, los vehículos eléctricos de hidrógeno o pila de combustible destacan por su gran autonomía, el bajo tiempo de repostaje y un peso similar al de los vehículos térmicos. […]

Según el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, a través de las estimaciones a 2030 establecidas en la Hoja de Ruta del Hidrógeno, España debe apuntar a un parque objetivo de entre 5.000 y 7.000 vehículos ligeros y pesados alimentados por hidrógeno verde, para el transporte de mercancías, y debería contar con entre 150 y 200 hidrogeneras para abastecer a esos vehículos. Como contrapartida, la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles en el segmento de vehículos pesados, establece la necesidad ineludible de contar con 60.000 vehículos pesados alimentados con hidrógeno en operación para 2030, ya que, complementándolos con los vehículos eléctricos de batería, serán un pilar fundamental para que los fabricantes de vehículos pesados cumplan los objetivos de reducción de emisiones de CO2: eléctricos de batería (BEV) para los tramos más urbanos, eléctricos de hidrógeno (FCEV) para las distancias largas.

La primera medida que proponen concierne al elevado coste que supone aún el hidrógeno respecto a las alternativas convencionales, así como la falta de economías de escala en torno a él. Esto requiere que, durante años, hasta que alcancen la madurez suficiente, se desempeñen acciones que supongan incentivos para la compra de estos vehículos. Incentivos a la compra como el plan Moves, bonificaciones fiscales, cuota de compras mínimas para entidades públicas, fomento de la compra de flotas cautivas (policía, bus, taxi…). En definitiva, medidas similares a las que se implementan con la electrificación actual.

Como segundo punto tenemos el asunto de las hidrogeneras y su alto coste de desarrollo. Los fabricantes consideran prioritario acelerar este despliegue, comenzando con un plan de escalada a 2025 que permita construir una infraestructura de suministro mínima, con capilaridad a lo largo del territorio nacional. Para esto, es necesario desarrollar mecanismos de ayuda y dotaciones más adecuadas que permitan cubrir, al máximo nivel de porcentaje, las altas inversiones necesarias, que en primera instancia deberán estar vinculadas a flotas cautivas y privadas, para garantizar un consumo de hidrógeno mínimo que justifique la inversión necesaria para la instalación de un punto de repostaje.

Otro de los elementos que han de potenciarse es la producción del hidrógeno verde, pero para ello se debe fomentar la innovación y el desarrollo del hidrógeno en general. Ahora bien, tal aumento de producción no es suficiente, como tampoco lo es la mayor disponibilidad de energía renovable. Para ello es necesaria una sustancial reducción del precio de la electricidad, cosa que hoy no está para nada dándose, trasladando íntegramente al precio final la reducción de los costes que permite el apoyo público a la inversión en renovables.

El cuarto elemento de esta propuesta trata sobre la homologación, puesta en circulación y fin de la vida de los vehículos de hidrógeno. Y es que la menor madurez de esta tecnología en comparación con la de combustión obligará al desarrollo o adaptación del marco regulatorio actual para cubrir aspectos no contemplados en la actual normativa, o que, estando contemplados, podrían impedir la adecuada evolución de esta tecnología. Aspectos propios sobre el diseño de los vehículos, así como de los servicios post-venta o su posterior reciclado, deberán ser también abordados.

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Si quieres conocer más información acerca de los elementos que resultan indispensables para que la energía de hidrógeno llegue a ser una realidad, accede a la pieza completa que ha realizado el periódico ‘El Confidencial’.

Noticia extraída de elconfidencial.com | Si desea leer la noticia completa, pulse este enlace.

 

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