La Asociación
Antecedentes
El origen de las Asociaciones de Ingenieros Industriales se encuentra en Espaňa en el último cuarto del siglo XIX, durante un momento de gran actividad industrial en nuestro país como consecuencia de los importantes desarrollos de la industrial textil y de la producción siderúrgica, de la implantación de la industria azucarera y de la decidida actitud inversora del capital extranjero, en especial en el sector de la minería y de los ferrocarriles. Ese movimiento arrastra también a la burguesía espaňola, que apuesta decididamente por la industria.
En aquel momento, las principales inquietudes de los ingenieros industriales se centraban fundamentalmente en la reivindicación del desarrollo industrial, en el intercambio de información técnica e industrial como medio para la ampliación de conocimientos, y en la implantación de un marco legal que hiciera posible el mejor ejercicio profesional. El fruto de esas inquietudes fue la creación del Cuerpo Nacional de Ingenieros Industriales en 1911, en defensa de las atribuciones de la profesión.
Al inicio del siglo XX se produjo un progresivo fortalecimiento del capitalismo en Espaňa, propiciado por el proteccionismo y la industrialización. La Primera Guerra Mundial (1914-1918) supuso también un gran impulso a la industrialización en Espaňa, ya que la destrucción de buena parte de la industria europea ofreció en cambio una gran oportunidad de crecimiento a la industria espaňola, con objeto de cubrir la fuerte demanda de los países implicados en el conflicto.
En los aňos posteriores se produjo un gran avance en la producción de elementos industriales básicos, como el carbón, acero y cemento, en el desarrollo de manufacturas e ingenios industriales, en la industria química, en la fabricación de maquinaria eléctrica y en la construcción mecánica y naval.
En el ámbito social cabría destacar desde el inicio del siglo XX, entre otros acontecimientos: la creciente reivindicación obrera, los comienzos de la legislación de protección laboral, el nacimiento de un incipiente derecho laboral, la normalización del derecho a la huelga, la consolidación del descanso dominical y la implantación de la jornada laboral de 8 horas.
En este escenario nace la Asociación de Ingenieros Industriales de Sevilla en 1918 para dar una organización formal a los ingenieros industriales que desempeňaban su trabajo en Andalucía y que no formaban parte de ninguna de las cuatro Asociaciones existentes por esas fechas. En esos momentos, los ingenieros andaluces estaban aislados y con muy pocas posibilidades de contacto con otros compañeros. Por ello la Asociación surgió como lugar de encuentro y de intercambio de conocimientos profesionales.
Cabe señalar la singularidad de los valores que propiciaron la necesidad de agruparse, que aún hoy suponen toda una referencia y permanecen plenamente vigentes después de tanto tiempo, como son:
La curiosidad ante una sociedad en plena evolución tecnológica.
La cultura del esfuerzo y del conocimiento.
La capacidad de superación ante los retos del momento.
La relación social entre compañeros como medio de intercambio de experiencias.
La aportación de estos ingenieros al desarrollo industrial de Andalucía fue determinante: auge de la minería, mejora de los puertos, construcción naval, industria azucarera, industria vitivinícola, siderurgia, industria química, construcción ferroviaria, industria tabaquera, abastecimiento urbano de agua y saneamiento, fabricación de cerámica, industria fosforera, fabricación de armas y pirotecnia, infraestructura urbana de alumbrado,…
Inicialmente, la Asociación de Ingenieros Industriales de Sevilla agrupó a los ingenieros residentes en la provincia de Sevilla y zonas próximas, y más tarde se produjo la progresiva incorporación de las restantes Delegaciones: Cádiz y Córdoba (ambas en 1942), y Huelva (1951).
Así, a partir de 1951, quedó conformada la Asociación Territorial de Ingenieros Industriales de Andalucía Occidental en su configuración actual.